En la costa oriental de Carolina del Norte, escondida en un pequeño bosquecillo de pinos y fresnos blancos, una madre lobo rojo yace acurrucada en su madriguera, acercando a sus cachorros a su calor y alejándolos de las raíces nudosas que se separan por encima de ella, dejando al descubierto las ramas y el cielo azul.
No muy lejos, el zumbido constante de los coches de la autopista 264 añade un ambiente exclusivamente humano a la tranquilidad del bosque. La loba madre es una de las tres únicas parejas reproductoras que quedan en el país, y ésta será su última camada. Un cazador disparó y mató a su pareja al confundirla con un coyote. Podría ser la última de su especie, y lo sabe.
Los cachorros lloriquean, y ella los acaricia con el hocico, cerrando los ojos y dejando escapar un quejido bajo mientras los coches siguen pasando a toda prisa.
La epidemia del peligro
Por desgarradora que sea esta historia, no se trata de un incidente aislado. En Estados Unidos y en todo el mundo, las especies están desapareciendo a gran velocidad, en gran parte debido al impacto de los seres humanos en los hábitats globales. El rápido desarrollo, el uso alternativo del suelo, la contaminación del agua y el aire, la introducción de especies invasoras... la lista es larga. Desde la década de 1990, al menos 11 especies se han extinguido por completo, y esas son sólo las especies que conocemos y hemos seguido. En 2022, hay más de 9.000 especies vegetales y silvestres en peligro crítico, un paso por debajo de la extinción.
Los científicos afirman que hemos entrado en la sexta gran extinción de animales de nuestro planeta; la última fue -lo han adivinado- la de los dinosaurios hace 65 millones de años. En su momento, fue el periodo más rápido de extinción masiva y tuvo lugar en el transcurso de 2,5 millones de años. Hoy en día, el ser humano le está haciendo la competencia. Sólo en los últimos 500 años, los humanos han sido la causa directa de la desaparición de al menos 869 especies conocidas, pero muchos estiman que esta cifra es mucho mayor. De hecho, según la Dra. Katie Collins, conservadora de moluscos bentónicos del Museo de Historia Natural, "la tasa actual de extinción es entre 100 y 1.000 veces superior a la tasa de extinción prehumana, lo que nos deja boquiabiertos. Definitivamente estamos atravesando una sexta extinción masiva".
Y sin embargo, a pesar de estas asombrosas estadísticas, es probable que haya oído hablar de muy pocas de estas especies. Por ejemplo, ¿qué sabes de la vaquita marina, del saola o del leopardo amur? Cada una de estas especies y muchas otras están al borde de la extinción, y esto tiene un impacto absoluto, no sólo en la biodiversidad global, sino en el precario equilibrio de los ecosistemas de todo el mundo. ¿Por qué no hablamos de ello?
La "silenciosa" desaparición
A diferencia del meteorito que causó la extinción final de los dinosaurios, que sin duda se produjo con un "estruendo", la rápida pérdida de especies en la actualidad se está produciendo de forma mucho más silenciosa. De hecho, cuando se enfrentan a las estadísticas, muchas personas se sorprenden al saber que algunas de sus especies animales favoritas están a punto de extinguirse en estado salvaje. Por eso es fundamental que ampliemos la labor de las organizaciones sin ánimo de lucro que trabajan incansablemente para apoyar a estas especies, luchar por la regulación y educar al público sobre cómo participar.
Las siguientes nueve organizaciones son socios sin ánimo de lucro de EarthShare que hacen precisamente esto. Para ver más organizaciones de nuestra red que luchan por la vida silvestre y la biodiversidad, y para apoyar a estas y otras organizaciones sin ánimo de lucro en un solo lugar, hazte socio de EarthShare.