En un informe publicado hoy, científicos del Proyecto Drawdown, el principal recurso mundial para soluciones climáticas, ofrecen el análisis más completo hasta la fecha sobre cómo abordar el problema del carbono negro -más comúnmente conocido como hollín- reduciría el calentamiento global, al tiempo que evitaría millones de muertes prematuras y ahorraría billones de dólares anuales en todo el mundo.
El carbono negro, resultante en gran medida de la combustión incompleta de combustibles fósiles y materia orgánica utilizados para cocinar, transportar y producir industrialmente, entre otros, es un importante contaminante y gas de efecto invernadero con un potencial de calentamiento a corto plazo hasta 1.500 veces superior al del dióxido de carbono.
En todo el mundo, el carbono negro es responsable de millones de muertes prematuras al año y aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, respiratorias y de otro tipo. Además, cada año se pierden billones de dólares de productividad económica en todo el mundo. Estos efectos son más acusados en los países de renta baja y media, que siguen dependiendo en gran medida de combustibles poco limpios, como la madera, para calentarse, cocinar y producir energía.
En este informe pionero, los investigadores del Proyecto Drawdown destacan los focos y las fuentes mundiales de carbono negro en todas las zonas geográficas, proporcionando a los responsables políticos y a los financiadores la mejor información hasta la fecha sobre qué soluciones, desplegadas dónde, darán lugar a las mayores reducciones de emisiones.
"Globalmente, no estamos ni cerca de alcanzar los objetivos de emisiones de carbono negro fijados por el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático", afirma el científico del Proyecto Drawdown y autor del informe , Yusuf Jameel, PhD. "Afortunadamente, todas las soluciones que necesitamos para volver a la senda correcta ya están a nuestro alcance, sólo hay que desplegarlas estratégicamente. Es imperativo que los líderes de los países y los financiadores empiecen a tomarse en serio el carbono negro e incorporen las soluciones identificadas en este informe a sus planes de acción climática. Nuestro planeta y los millones de vidas que corren peligro cada año no pueden esperar".
Mediante el análisis de dos de los conjuntos de datos más completos sobre las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, los investigadores presentan las tendencias del carbono negro a escala nacional y regional en los principales sectores. Descubrieron que el sector residencial era la mayor fuente de carbono negro, con un 48% de las emisiones mundiales, en gran parte debido a los 2.600 millones de personas, la mayoría en países de renta baja y media, que dependen de combustibles sólidos como la madera, el carbón vegetal, el estiércol o el carbón para calentarse y cocinar.
"El aire sucio mata a más personas cada año que todas las vidas que se pierden por cáncer, tabaquismo y guerra juntos", afirma el científico del Proyecto Drawdown y autor del informe, Paul West, PhD. "Cambiar a combustibles más limpios para cocinar mejora la calidad del aire en los hogares, lo que mejora el corazón y los pulmones de las personas, y reduce el tiempo necesario para recoger leña."
El transporte -especialmente los vehículos y barcos diésel- y la industria -a través de la producción ineficiente de hierro y acero mediante hornos de ladrillos, calderas y coquerías- fueron los siguientes mayores contribuyentes, con un 24% y un 12%, respectivamente.
Por países, los investigadores descubrieron que China e India son, con diferencia, los mayores emisores de carbono negro, con un tercio de las emisiones mundiales, seguidos de Brasil, Indonesia y Nigeria. En conjunto, estos cinco países producen cada año la mitad de las emisiones mundiales de carbono negro; sin embargo, las contribuciones relativas de los distintos sectores de altas emisiones difieren según las regiones.
Además de identificar las principales fuentes geográficas y sectoriales de carbono negro, los investigadores también sugieren las soluciones más prometedoras disponibles en la actualidad para proporcionar el mayor beneficio a las personas y al planeta.
"Aunque el problema pueda parecer insoluble, en realidad existen varias soluciones asequibles y poco costosas. La adopción generalizada en unos pocos lugares clave reduciría rápida y drásticamente las emisiones mundiales de carbono negro", afirma West.
La solución más urgente que identificaron los investigadores es proporcionar acceso universal a dispositivos y combustibles limpios para cocinar, sobre todo en el África subsahariana y el sur de Asia. Según los investigadores, hacerlo antes de 2030 costaría entre 8.000 y 10.000 millones de dólares al año y supondría una reducción de alrededor del 42% de las emisiones mundiales de carbono negro residencial, al tiempo que mejoraría el bienestar de miles de millones de personas y frenaría la deforestación para obtener leña.
"En todo el mundo, más de 40 países tienen una población que depende en gran medida de combustibles sucios para cocinar", afirma Jameel. "Sin embargo, sólo ocho de ellos cuentan con medidas políticas adecuadas para acelerar la adopción de alternativas limpias. Esto representa una gran oportunidad para que los responsables políticos y los financiadores trabajen juntos para reducir las emisiones de carbono negro y el sufrimiento humano."
Otras soluciones señaladas en el informe son la retirada progresiva de los vehículos diésel o equiparlos con filtros fácilmente disponibles para reducir las emisiones relacionadas hasta en un 90%; el establecimiento de normas de calidad del aire más estrictas, como las de Norteamérica y la Unión Europea, que exigirían la modernización de las tecnologías industriales altamente contaminantes; y, entre las medidas más importantes que pueden adoptarse, la actualización de la lista de contaminantes climáticos de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático para incluir el carbono negro, lo que aceleraría los esfuerzos de reducción.
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La agricultura regenerativa es la práctica de enriquecer la tierra mediante el cultivo y otras prácticas agrícolas; un esfuerzo que han liderado las comunidades indígenas durante miles de años. En lugar de despojar al suelo de sus nutrientes, las prácticas regenerativas contribuyen a la salud y fortaleza del suelo y del ecosistema en general. En esencia, es una descolonización de la agricultura. 1"Regenerative Agriculture 101", Natural Resources Defense Council ≫;"Native Growers Decolonize Regenerative Agriculture", Green America ≫.
La agricultura regenerativa, como señala One Earth, es "un camino hacia un futuro abundante y resiliente... pasando de la narrativa del dominio humano a la de la sanación de nuestra relación con la Tierra". Como resultado, las explotaciones agrícolas se vuelven más resistentes a las amenazas relacionadas con el clima, como la sequía, las inundaciones y los cambios extremos de temperatura.2"Agricultura regenerativa y sistemas alimentarios", Una Tierra ≫.
La agricultura sostenible es el último paso hacia la consecución de una agricultura regenerativa. Esto se consigue, en parte, mediante la introducción de prácticas para mejorar la salud medioambiental, reducir el uso de agua dulce y pesticidas nocivos y mejorar el almacenamiento de carbono en el suelo.