Cosas. Todos las tenemos.
El espectacular aumento de la población y la economía mundiales en el último siglo significa que hay más residuos que nunca. Y se nota. Los residuos generados por el ser humano son una de las principales preocupaciones medioambientales, y es un problema que debe abordarse con urgencia. Veamos por qué.
Los residuos que generamos los seres humanos y, por extensión, su gestión, son responsables del 20% de las emisiones mundiales de metano y de aproximadamente el 3% de todas las emisiones de gases de efecto invernadero. Aunque esto último puede no parecer una cifra enorme, es importante recordar todos los gases de efecto invernadero adicionales que se crean para producir y transportar cada artículo antes de que acabe como residuo. (Juntos, la fabricación y el transporte representan aproximadamente el 48% de las emisiones de gases de efecto invernadero). Al verter los residuos en vertederos o tratarlos mediante procesos comunes como la incineración, los residuos que generamos pueden ser increíblemente perjudiciales para nuestro planeta.
Los efectos perjudiciales de los residuos que generamos es lo que impulsó la creación de prácticas de gestión de residuos en los siglos XIX y XX. Las enfermedades provocadas por los desechos en las zonas urbanas (cólera, fiebre tifoidea y disentería, entre otras) impulsaron la implantación de sistemas de alcantarillado centralizados (modernos). Entonces sabíamos que nuestros residuos podían ser perjudiciales, así que los trasladamos a otra parte. Ahora esa decisión nos está volviendo a pasar factura. El simple traslado de nuestros residuos ya no funciona, y desde luego no los hace menos perjudiciales para nuestro medio ambiente y para nosotros mismos. Entonces, ¿qué hacemos?
Científicos, economistas y conservacionistas están de acuerdo: pasemos a una economía circular.
Es posible que haya oído utilizar este término antes; los expertos llevan años hablando de las ventajas de una economía circular. A diferencia de nuestro sistema lineal actual, que funciona en una sola dirección sin tener en cuenta lo que hacemos después de producir los residuos, una economía circular aprovecha todas las etapas de un producto, reutilizando y reciclando lo que puede volver a usarse y, a su vez, produciendo muchos menos residuos en el proceso.
Para obtener información visual útil, consulte esta infografía de la División de Asistencia Medioambiental y Atención al Cliente de Carolina del Norte (DEACS).
Por desgracia, esto no es algo que podamos conseguir a nivel individual; va a ser necesario el impulso significativo de los gobiernos y las grandes empresas para instigar esta transformación. Pero, mientras tanto, eso no significa que no podamos hacer todo lo posible para reducir individualmente nuestros residuos y, en consecuencia, nuestro impacto ambiental.
Empecemos por algunas de las opciones más sencillas y obvias para reducir los residuos. Es probable que haya oído estas sugerencias antes, pero no podíamos dejarlas fuera de la lista porque son muy importantes. Los siguientes consejos pueden tener un gran impacto siempre y cuando los pongas en práctica de forma sistemática. Tenga en cuenta que su aplicación puede depender de los productos disponibles en su país y de cómo se lleven a cabo los procesos de gestión de residuos.
Utiliza prendas usadas en casa (esto es especialmente útil para los niños en edad de crecimiento, que suelen cambiar de talla cada uno o dos meses).
Puede que no todos los consejos anteriores sean aplicables tanto en casa como en la oficina. ¿Cómo puedes ser más consciente de los residuos cuando estás en el trabajo? Aquí tienes algunas recomendaciones más específicas para el trabajo:
Estos consejos pueden marcar una GRAN diferencia, pero para sacarles el máximo partido es necesario asegurarse de que todo el mundo está de acuerdo en lo que respecta a las directrices de reciclaje, los horarios de limpieza (quién es responsable de qué y cuándo) y las expectativas generales de la oficina. La buena noticia es que ser más consciente de los residuos que generas cada día no es difícil; sólo hace falta un poco de práctica para que se convierta en hábito.
No espere más: ¡empiece ya!
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La agricultura regenerativa es la práctica de enriquecer la tierra mediante el cultivo y otras prácticas agrícolas; un esfuerzo que han liderado las comunidades indígenas durante miles de años. En lugar de despojar al suelo de sus nutrientes, las prácticas regenerativas contribuyen a la salud y fortaleza del suelo y del ecosistema en general. En esencia, es una descolonización de la agricultura. 1"Regenerative Agriculture 101", Natural Resources Defense Council ≫;"Native Growers Decolonize Regenerative Agriculture", Green America ≫.
La agricultura regenerativa, como señala One Earth, es "un camino hacia un futuro abundante y resiliente... pasando de la narrativa del dominio humano a la de la sanación de nuestra relación con la Tierra". Como resultado, las explotaciones agrícolas se vuelven más resistentes a las amenazas relacionadas con el clima, como la sequía, las inundaciones y los cambios extremos de temperatura.2"Agricultura regenerativa y sistemas alimentarios", Una Tierra ≫.
La agricultura sostenible es el último paso hacia la consecución de una agricultura regenerativa. Esto se consigue, en parte, mediante la introducción de prácticas para mejorar la salud medioambiental, reducir el uso de agua dulce y pesticidas nocivos y mejorar el almacenamiento de carbono en el suelo.